Siento...

martes, 11 de agosto de 2009

El ser un sistema de impulso vital no es despectivo, al contrario, es un modo de conseguir dominar escalas superiores al propio individuo. Hoy por hoy, un país permite conseguir objetivos para todos y cada uno de sus ciudadanos que no se obtendrían de ninguna otra forma organizativa.

Con relación a la dimensión espiritual también se pueden presentar aspectos positivos, en ocasiones, parece que nos comportamos o tenemos sentimientos como un solo individuo, como si se diese la unanimidad en el proceso de decisiones, como si existiese una sincronización perfecta de los sentimientos, como si fuésemos una enorme burbuja de energía.

En cuestión de la existencia de sentimientos el funcionamiento del ser es diferente, un sentimiento no se decide por mayoría, sino que nos invade, nos agranda... Podríamos citar aquí muchísimas frases de carácter religioso y de diversas religiones que tienen mucho sentido cuando hablamos de sentimientos y de la naturaleza espiritual de los seres vivos.

Por ejemplo, eso de tres personas en una podría referirse a algo parecido a lo comentado, nos podemos imaginar entonces los sentimientos de nación o el significado de un billón de seres en uno con sus sentimientos de amor.

Una de las grandes dificultades de este tema es que la aproximación requiere la utilización de metáforas y otras figuras poéticas que, en muchas ocasiones, producen errores de interpretación, sobre todo, con el paso del tiempo.

Así, podríamos decir: "Siento, luego existo".

En fin, a riesgo de extralimitarme en mi objetivo inicial, yo diría que tenemos una naturaleza dual (desde luego, no soy el primero). En una, no existimos en el sentido clásico de la expresión y, en la otra, existimos en una dimensión desconocida para nuestra lógica.

Otra forma de expresar esta idea sería el hablar de la discontinuidad temporal y espacial de la existencia.

Con estas líneas no pretendo ni mucho menos revelar el misterio de la vida o existencia del ser metafísico, pero sí apuntar algunas consideraciones personales, añadiendo un granito de polen a la fertilidad de la ciencia y el amor.